En México se cuenta con decenas de camposantos, conocidos más allá de las ciudades que les dan albergue, pues además de ser zona de descanso para personajes célebres, también puede presumirse entre ellos el cementerio más grande de América Latina (Panteón Civil de Dolores), uno declarado patrimonio de la humanidad (Panteón Inglés) y otro incluido en el record Guinness.
Aquellos construidos durante el siglo XIX o a principios del XX, son verdaderas joyas de la arquitectura y debido a esto han sido convertidos en museos. Pero tenemos también otros tantos, que transcienden a la fama por lo sucedido en su interior, eventos tan extraños que inspiran leyendas y van más allá de sus puertas.
En un conocido panteón de Guadalajara, del cual no queremos mencionar el nombre para permitirte experimentar un encuentro paranormal fortuito, se dice que aparece una niña, la pequeña deambula por las tumbas, perdida de sí misma y llamando a su mamá.
Primero se siente su presencia, espiando desde los rincones más alejados, se va acercando con cautela, dejando ver solamente su rostro difuso, como si de una alucinación se tratara, cuando las personas al fin se saben vigiladas, lanza murmullos apenas perceptibles, para ir subiendo el tono hasta convertirlos en lloriqueos o sollozos entre los cuales la única frase comprensible es: "Mi mami".
Sin importar cuantos esfuerzos se haga por encontrarla, no es posible, los lloriqueos parecen estar siempre a tu espalda, pero al voltear, solo se ve una sombra alejándose, escondiéndose al fondo del panteón. Por fortuna nadie ha tenido que vivir un encuentro cercano con ella, o tal vez no hubo quien sobreviviera para contarnos, pero es seguro que muchas personas la han visto pasear entre las tumbas, cuando pasan cerca del panteón.
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