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¿Conoces a Claribel? Dicen que está poseída


Todo comenzó en 2008, cuando una familia vivía tranquilamente en una zona residencial de Ciudad Juárez. Una noche, la tragedia cayó como una sombra sin rostro: un grupo armado irrumpió violentamente en la casa de Clarisa, la dueña original de la muñeca. Clarisa y su esposo fueron asesinados brutalmente. En su desesperación, Clarisa usó a su muñeca de porcelana para cubrirse. Murió encima de ella… dejando que su sangre empapara las costuras y grietas del rostro inerte de Claribel.

Después del crimen, nada volvió a ser normal. Los familiares comenzaron a notar cosas extrañas: Claribel aparecía en lugares donde nadie la había dejado, emitía sonidos—risas, llantos, susurros apagados… y lo peor: su expresión facial parecía cambiar.

Aterrados, la familia contactó al investigador paranormal Alejandro Medina, quien aceptó quedarse con Claribel para estudiarla. Durante las semanas que la muñeca estuvo en su poder, Medina fue testigo de lo imposible: despertaba con rasguños inexplicables y una noche, mientras dormía, escuchó una voz infantil que le susurraba: “Papá…”. Al levantarse creyendo que era su hija, la encontró dormida en otro cuarto. Pero el lugar donde guardaba a Claribel… estaba abierto.

Claribel no solo se movía, no solo susurraba… parecía inteligente, observadora, y sobre todo, maliciosa.

Medina decidió no enfrentarse solo a lo que habitaba esa muñeca. Contactó a Israel Barrantes, miembro de la Fundación Legacy Warren en Costa Rica, quien a su vez tenía contacto directo con Chris McKinnell, el nieto de Ed y Lorraine Warren. Después de semanas de videollamadas, estudios e informes, Claribel fue trasladada —con extremas medidas de seguridad— al museo de los Warren, donde permanece hasta el día de hoy, encerrada en una vitrina bendecida periódicamente.

Pero incluso dentro del museo… Claribel no ha descansado.

Visitantes afirman sentir náuseas al mirarla. Un turista, que se burló de ella y se tomó una foto tocando la vitrina, murió días después en un accidente. En su mochila encontraron la fotografía, parcialmente rota. Algunos creen que eso fue suficiente para despertar la furia de la muñeca.

Claribel no es solo un objeto maldito.

Es una presencia.

Una advertencia.

Una mirada silenciosa… que aún espera.

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