Ser madre soltera no es solo trabajar y proveer. Es levantarte antes del amanecer, aunque hayas dormido poco. Es estirar el presupuesto para que alcance, incluso cuando parece imposible. Es correr de un lado a otro, del trabajo a la escuela, de la escuela al mercado, del mercado a casa... y aún así, tener energía para ayudar con las tareas y preparar la cena.
Pero también es llorar en silencio cuando los niños duermen. Es preguntarte si estás haciendo lo suficiente, si algún día podrás respirar sin esa culpa constante. Es cargar con tus propias heridas, con los recuerdos de un pasado doloroso... mientras tratas de mantener la compostura. Es tener que sonreír aunque por dentro estés exhausta. Y todo eso... sola.
Ser mamá soltera es no tener a quién confiar tus sentimientos, tus miedos, tus logros. Es enfrentar cada decisión importante sin apoyo, sin reconocimiento. Y aun así, no rendirte. No por valentía, sino por necesidad. Porque no puedes fallar. Porque tus hijos dependen de ti... y solo de ti. Y eso, aunque duela, también te hace más fuerte.
Yo te veo. Aunque nadie lo diga, lo estás haciendo bien. Eres una madre admirable, una fuerza inspiradora, un ejemplo a seguir. Y sí... eres increíble".
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