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La Loca Zulley: "La Novia del Jardín"


En el corazón de la ciudad de San Luis Potosí, en el antiguo barrio de San Miguelito, se cuenta una historia tan oscura como trágica, que ha sobrevivido a los años entre susurros y escalofríos. Es la historia de Claudia Zulley, una joven cuya belleza y dulzura iluminaban a todos los que la conocían. Hija de una familia adinerada, Claudia tenía todo lo que alguien pudiera desear, pero su destino sería marcado por el amor… y el horror.

Claudia conoció a Rodolfo, un hombre cuya elegancia y carisma la cautivaron al instante. Su romance fue el centro de atención del barrio, y tras un largo noviazgo, Rodolfo le propuso matrimonio con un anillo de oro blanco que brillaba como la promesa de un futuro radiante. Claudia, extasiada, dedicó todo su ser a preparar la boda. La ceremonia tendría lugar en el imponente Templo de San Miguelito, el lugar donde soñaba unir su vida a la de su amado.

Sin embargo, el día de la boda, mientras los invitados llenaban los bancos de la iglesia y Claudia aguardaba en el altar, algo inexplicable ocurrió. Rodolfo nunca llegó.

El templo se llenó de murmullos y miradas de desconcierto. Claudia, aún con su vestido blanco, salió corriendo al jardín frente a la iglesia, esperando encontrar a su prometido. Sus lágrimas caían como ríos en su rostro, y sus súplicas resonaban en el aire:

—¡Rodolfo! ¿Dónde estás? ¡No puedes haberme dejado!

Los días pasaron, y la espera se transformó en obsesión. Claudia regresaba al templo cada día, vestida de novia, segura de que Rodolfo aparecería para cumplir su promesa. Su cordura comenzó a desmoronarse. Hablaba sola, caminaba del brazo de alguien invisible, y perseguía a los hombres que pasaban, llamándolos por el nombre de su amado. La gente, con una mezcla de lástima y miedo, comenzó a llamarla "La Loca Zulley".

Nadie sabe cómo murió Claudia. Unos dicen que fue de tristeza, otros aseguran que su cuerpo fue encontrado una noche en el jardín del templo, con su vestido de novia y su mirada perdida hacia el cielo. Lo único seguro es que, tras su muerte, el anillo que Rodolfo le regaló apareció misteriosamente en la mano de la Virgen de la Soledad, dentro del templo.

Desde entonces, los vecinos del barrio de San Miguelito aseguran que Zulley no ha encontrado descanso. Al caer la noche, especialmente en fechas cercanas a la primavera -cuando iba a ser su boda-, una figura vestida de blanco aparece en los jardines del templo. Algunos la han visto deambular entre los árboles, sosteniendo un ramo de flores marchitas, mientras sus ojos vacíos parecen buscar algo, o a alguien.

Los más desafortunados han sentido su fría mano tomarles el brazo y tal vez se debe a que los confunde con su amado Rodolfo.

Algunos aseguran haber entrado al templo de San Miguelito después de medianoche para mirar la estatua de la Virgen de la Soledad. Dicen que el anillo de oro brilla con un resplandor antinatural.

La leyenda de la Loca Zulley sigue viva, entre los habitantes del barrio. Pero la pregunta que queda en el aire es: ¿Qué fue de Rodolfo? ¿Por qué nunca llegó al altar? Algunos creen que murió antes de la boda, mientras otros aseguran que huyó por cobardía.

Sea como sea, Zulley aún lo espera. Y mientras lo haga, su espíritu no encontrará la paz.

Si visitas el Templo de San Miguelito al anochecer, presta atención a las sombras que se mueven entre los jardines. Podría ser Claudia Zulley, buscando al amor que jamás regresó.

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El Flautista de Hamelín


El Flautista de Hamelín es una de esas historias que, cuanto más se explora, más oscura se vuelve. Según la leyenda, en 1284, en el pequeño pueblo alemán de Hamelín, un hombre extraño con una flauta apareció de la nada. Vestido con colores brillantes, el forastero ofreció al pueblo un trato: liberaría a Hamelín de la plaga de ratas que los azotaba a cambio de una recompensa. Los habitantes aceptaron, pero lo que no sabían era que este encuentro iba a terminar de una manera mucho más siniestra.

Con su flauta en mano, el misterioso hombre tocó una melodía encantadora, una música que hipnotizó a las ratas y las llevó fuera de la ciudad, ahogándose en el río Weser. Pero cuando el Flautista regresó por su pago, los ciudadanos, ingratos y codiciosos, se negaron a cumplir su promesa. Fue entonces cuando el verdadero terror comenzó.

Lleno de ira, el Flautista tocó una nueva melodía, esta vez dirigida a los niños del pueblo. Encantados, como lo habían estado las ratas antes que ellos, los niños siguieron al hombre fuera de la ciudad, bailando y sonriendo, completamente ajenos al destino que les aguardaba.

Aquí es donde la leyenda adquiere un tono verdaderamente inquietante. Según diversas versiones de la historia, los niños desaparecieron para siempre, pero ¿a dónde los llevó el Flautista? Algunas versiones sugieren que los guió hacia una cueva en las montañas, donde desaparecieron sin dejar rastro. Otros relatos más perturbadores sugieren que se los llevó a un lugar subterráneo, una tierra oscura y fría donde los niños quedaban atrapados eternamente, condenados a vagar por túneles interminables.

Existen teorías que intentan dar una explicación más histórica al mito. Algunos dicen que los niños fueron víctimas de un reclutamiento masivo para las Cruzadas, enviados a tierras lejanas donde nunca más se supo de ellos. Otros creen que pudieron haber sido capturados por traficantes de esclavos o haber muerto por alguna epidemia. Sea cual sea la verdad, el destino de esos niños ha quedado sumido en el misterio, alimentando siglos de miedo y especulación.

Incluso los propios habitantes de Hamelín, muchos años después, inscribieron la fecha del evento en documentos oficiales, indicando que el 26 de junio de 1284 "nuestros niños fueron arrebatados". Este detalle sugiere que, más allá del mito, algo real y terrible sucedió en aquel pueblo.

El Flautista de Hamelín no es solo una historia de advertencia sobre las promesas incumplidas, sino una perturbadora leyenda de venganza y pérdida, donde la dulzura de una melodía ocultaba un oscuro final. El lugar al que los niños fueron conducidos sigue siendo un enigma que, a lo largo de los años, ha hecho que generaciones se pregunten: ¿qué fue de esos niños? ¿A dónde los llevó el Flautista? Tal vez nunca lo sabremos, pero el escalofrío que recorre la columna al oír su historia es prueba suficiente de que no era solo una simple leyenda para asustar a los niños.

Esta historia no solo invita a la reflexión, sino también a mirar con cuidado aquello que parece demasiado encantador o fácil, porque detrás de una música hipnótica, podría ocultarse el eco de una tragedia olvidada.

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El origen del Hombre Lobo

Pocas personas conocen el mito detrás de la leyenda del hombre lobo, también conocido como licántropo. Esta se extiende por el mundo desde hace siglos, con pequeñas variaciones y siempre acompañada de terribles anécdotas de noches de luna llena.
Ya en el siglo II se detectaron casos de licantropía, que Marcellus de Sidón describió como “una especie de melancolía”. Se trataba de una enfermedad mental que causaba a los que la padecían la sensación de transmutarse en algún animal. La leyenda del hombre lobo se vio propagada una vez se comprobaron los efectos que la luna llena tenía en el comportamiento de las personas.
Durante el siglo XVI se detectaron los casos más notorios de licántropos. En 1521, Pierre Burgot y Michel Verdun, una famosa pareja de asesinos en serie, fueron acusados de licántropos y ejecutados. El caso más sonado fue el de Peter Stumpp en Alemania (1598), cuyos vecinos afirmaron haberle visto en su forma animal y más tarde volver a su forma humana. Peter fue acusado de hasta 60 asesinatos en un mismo día. Fue ejecutado tras confesarse como asesino, violador y caníbal.
La leyenda del hombre lobo se remonta mucho tiempo atrás, antes de los mitos narrados. En el año 1 a.C. el poeta romano Ovidio escribió Las Metamorfosis (poema compuesto por 15 libros). En el primer libro nos contaba la historia del rey Licaón – cuyo nombre dio origen al termino licántropo – un hombre religioso y culto, que llevó su devoción al extremo. Acabó tomando parte en sacrificios que derivaron en antropofagia. En la historia Licaón ofendió a los dioses sirviéndoles carne humana para cenar. Fue castigado por ello convirtiéndose en hombre lobo, de esta manera siguió con sus crueles asesinatos ya sin su forma humana.
Cuenta la leyenda que cada 10 años, si no había comido carne humana en ese tiempo, podía volver a su forma original, pero cada vez que llegaba ese momento, aprovechaba para retomar sus ritos y sacrificios. Con cada luna llena Licaón salía al claro del bosque y aullaba a Zeus para que éste le perdonase.
Existen teorías muy diversas, pero ésta parece ser una de las que mejor explica el origen del mito los licántropos.
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Los lamentos de la Isla de Ons

Galicia es sin duda uno de los destinos preferidos para los amantes del misticismo, de las leyendas y de las historias de la España Negra. Uno de los puntos más inquietantes se sitúa en la isla de Ons, en la provincia de Pontevedra , un lugar de singular belleza, paraje predilecto para el paso de la Santa Compaña.
Se dice que en la isla de Ons se encuentra la entrada al mundo de los muertos en lo que se llama Buraco do Inferno (agujero del infierno) , un agujero de unos cinco metros de diámetro ubicado en el sur de la isla y que tiene una profundidad de unos cuarenta metros.
Según la leyenda, la puerta del mundo de los muertos está custodiada por un toro con los cuernos dorados que no deja entrar a los vivos en su interior. Cuando el mar está bravo, se pueden apreciar los lamentos de los muertos en el interior, almas que sufren por sus pecados y que se quejan con gritos estremecedores.
El paraje es muy peligroso, y se dice que la escarpada se ha cobrado la vida de más de un imprudente durante el día. Por la noche, también es bien sabido que es fácil encontrarse a la Santa Compaña deambulando cerca del agujero. Ya se sabe, el féretro que lleva la Santa Compaña en el centro es el tuyo, así que si les ves, mira hacia otro lado.
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Zugarramurdi y la quema de brujas

No nos pudimos reir más con la versión cinematográfica que Álex de la Iglesia realizó en honor de las brujas de esta localidad navarra que rezuma misterio por los cuatro costados.
Las brujas han tenido durante siglos la exclusividad del noviazgo con el diablo, un ramalazo histórico que probablemente se asentara con el paso de los siglos gracias a la herencia de los celtas.Con la llegada en la Edad Media del poder absoluto de la Iglesia Católica, y con ella el tribunal de la Santa Inquisición, la medicina natural y el culto a la naturaleza y a los espíritus de los bosques se transformaron en herejía y sinónimo de muerte.
Y esto fue lo que sucedió realmente con las famosas brujas de Zugarramurdi: una conspiración. A primeros de noviembre de 1610 se condenaron a morir en la hoguera a doce mujeres acusadas de brujería por sus propios vecinos, más concretamente por una joven que se mudó al pueblo y aseguró haber participado en ritos paganos.
Tal fue la obsesión del inquisidor Salazar y Frías con este tema, que provocó una especie de paranoia en la localidad, repitiéndose innumerables acusaciones de brujería entre los vecinos.
Todo ello llevó a la muerte de doce inocentes, siete en la hoguera y cinco por suicidio en la propia carcel, pues algunos preferían el suicidio antes que ese horrible final. A pesar de haber reconocido el error años después, el mito ya estaba creado.

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La leyenda de Jack O´Lantern

Una de las costumbres más extendidas por todo el mundo cuando llega la noche de difuntos es la de ahuecar una calabaza y convertirla en una improvisada lámpara, iluminando su interior con un candil o una vela.
El caso es que la costumbre de iluminar una calabaza procede de una vieja leyenda irlandesa de la que se tiene constancia documental desde principios del siglo XIX y que, a pesar de que es hoy en día un cuento para niños, durante décadas fue una de las historias de terror más contadas en el Reino Unido.
Hay muchas versiones, pero en una de ellas, habríamos de retroceder más de doscientos años y situarnos en la Irlanda rural para encontrar a Jack, un granjero tacaño y maleante en potencia, que en la noche del 31 de octubre se topó por la noche con el diablo que vino decidido a llevarse su alma por toda una vida pendenciera de estafas y maldades.
La útima voluntad de Jack fue una manzana que el diablo accedió a coger de un arbol cercano, momento que aprovechó Jack para tallar una cruz en el tronco y dejar así atrapado al diablo. Éste último prometió nunca apoderarse de su alma si lo dejaba libre.
Al morir, San Pedro no permitió el acceso al cielo a un alma tan pecaminosa, conduciendo al truhan hacia el infierno. Pero el diablo no había olvidado su pacto con Jack, condenando al alma del granjero a vagar en oscuridad por toda la eternidad.
Y para reirse de él, le lanzó una brasa del infierno, que aprovechó Jack para introducir dentro de una calabaza ahuecada para que le sirviera de linterna y así poder ver su camino a través de la eternidad.
La calabaza de Jack, pasaría a conocerse como la calabaza del infierno, y ayudaría a todo aquel que la colocase en su puerta a espantar a las almas en pena que pudieran pasar cerca en la noche de los muertos.
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La casa de las brujas, Guanajuato

Esta casa de estilo arquitectónico semejante al de las residencias holandesas, influencia del art novo enriquece no solo la ciudad con su singular y vistosa fachada, sino también por los enigmáticos sucesos que en ella se rumora, acontecen.
Cuenta la gente, que por las noches de luna llena, de una de las ventanas, se asoma una mujer joven de delicada figura, quién porta en sus exquisitas manos un quinqué de llama tenue. Luz que permite ver no solo el color de su piel, sino también la extraña hermosura de su rostro, sus ojos grandes y carentes de expresión. Sin pronunciar una sola palabra, con un ademán sutil y suave, invitará al caminante a subir por las escaleras y a pasar al interior de esta morada.
Al ceder a la tentadora invitación, el caminante se encontrará de pronto en una habitación a media luz y escuchará voces agudas provenientes del fondo del cuarto, las cuales son de dos mujeres de edad avanzada, quienes estarán sentadas cerca de una gran chimenea, donde arden unos leños.
Una mujer de mejillas arrugadas, cabeza temblorosa, con escasos tres dientes y el torso encorvado, con un ademán de sus manos que de pronto parecieran las de un ave de rapiña, ofrecerá con sonrisa irónica, tomar asiento al visitante, al mismo tiempo, que le da en propia mano un apetitoso y exquisito vino de color rojo oscuro, muy parecido a la sangre. La otra anciana permanecerá completamente indiferente, sentada en su sillón, aunque no quitara jamás su mirada del visitante.
El Omnipotente Dios Baco, hará inevitable y ardua labor, transformando aquel ambiente frívolo y tétrico, en un lugar confortante, cálido y agradable, para entonces la anciana del torso encorvado, hará la insinuación de pasar esa noche ahí, en esa casa, junto a la hermosa joven de piel blanca, seductora invitación, y sin duda difícil de despreciar, pero que dicen es mejor negarse.
Un pozo lleno con ratas, alacranes, serpientes y tarántulas; una cama que se convierte en un ataúd 100% hermético; o quizás un filtro mortífero, posiblemente sea lo que le aguarde al visitante al término de su última noche.
Hay algunos que afirman que nunca les ha pasado nada en esta casa y en contraste hay otros que aseguran que su aspecto no sólo es espeluznante, sino que encierra un extraña fuerza y un enorme misterio, que sólo muy pocos en realidad conocen.
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Los músicos que tocaron en el infierno

Como ustedes saben, en todos los pueblos y ciudades hay músicos populares que tocan en restaurantes, mercados, y a quienes lo soliciten ellos van hasta donde se les indique; tal es el caso del grupo de músicos encabezado por el maestro Miguel Ruíz, el cual en cierta ocasión acudió a cantar Las Mañanitas a una muchacha de la ciudad, y ahí un hombre muy elegante con aspecto de catrín los estuvo viendo; cuando los músicos se disponían a retirarse, el catrín los detuvo y les pidió sus servicios para que esa noche fueran a tocar a una fiesta que ofrecería en su casa, diciéndoles: “Yo pago muy bien, pero tienen que ir bien vestidos y de color negro”.
Los músicos emocionados no pusieron ninguna objeción, de modo que llegaron a un acuerdo en el que se verían en esa misma esquina a las 11 de la noche, y así se fueron a descansar y vestir como se los había pedido el cliente.
Como la puntualidad los caracterizaba llegaron a las 10:30 de la noche, y ya reunidos todos en el sitio acordado esperaron... al oír las campanadas de la hora pactada vieron en forma extraña como ese hombre que los había contratado apareció de improvisto entre la penumbra de la noche.
Se preguntaron unos a otros si aquel personaje saldría de la pared, no pudieron llegar a una conclusión ni dar pie a fantasías, así que ignorando esto, lo siguieron a pie como él les pidió, y después de una larga caminata llegaron a la calle de las Ánimas donde había una elegante mansión; los músicos extrañados se veían unos a otros, ya que nunca habían visto esa casa, que de hecho no existía.
Entraron los músicos y todo les parecía de lujo, pero muy fúnebre. Al llegar a la sala el señor pidió que esperaran un momento, y ante la poca iluminación existente en el lugar decidieron sentarse, hasta que unos minutos más tarde salió un sirviente y les indicó que empezaran a tocar un vals, que los invitados irían llegando poco a poco. Así lo hicieron.
Sin hablar ni voltear empezaron a aparecer varias parejas de una puerta que estaba al fondo, salían bailando al son de la música de vals, y sin pensarlo los músicos dedicados a sus notas se olvidaron de lo que pasaba en la sala, pero al finalizar una melodía echaron una mirada, al tiempo que se hacían más señas entre sí, horrorizados.
Las parejas de bailarines no tocaban el piso, tenían patas de cabra con pezuñas y sus ojos eran aterradores, rojos como si echaran lumbre por ellos. Nuestros músicos sintieron desfallecer de miedo, experimentaban un escalofrío que los paralizó y ya solo querían huir.
De pronto una mujer de las parejas que bailaban se acercó a los asustados músicos, y uno de ellos sorprendido la reconoció:
–Cómo es posible, si es Juanita, hermana de uno de los músicos. ¡Ella murió hace dos años!
La mujer les habló en voz baja.:
–Pero ¿no se han dado cuenta?. Salgan de aquí inmediatamente, este es el infierno.
Los músicos en ese instante salieron precipitadamente sin decir nada, olvidándose incluso de sus instrumentos. Y aunque pudieron volver a sus casas, se dice que días después algunos integrantes del grupo musical se enfermaron como consecuencia de tan terrible experiencia.
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El minero que le vendió su alma al diablo

Por el amor de una mujer, Cenobio Chagoyán vendió su alma al diablo.
Además de su belleza natural y la riqueza minera que lo caracterizó, sobre el Mineral de Santana se ciernen un sinfín de historias sobrenaturales, que tan sólo de recordarlas, se le hiela la sangre al más valiente.
Una de estas es la escenificada por Cenobio Chagoyán, un minero muy enamoradizo que en su afán de conquistar el amor de Marina, una de las mujeres más bellas y coquetas de este lugar, ofrendó su alma al mismísimo diablo.
Todo sucedió en un baile que se realizaba en este lugar al que Cenobio acudió, y al percatarse de la presencia de Marina, acudió con don Vicente, quien practicaba la magia negra, para preguntarle qué podía hacer para bailar con la muchacha que le había robado el corazón.
El brujo le preguntó:
–“¿En verdad quieres bailar con Marina?”, –a lo que Cenobio le contestó que sí–. Entonces el hechicero le dijo al enamoradizo minero que para lograr su cometido debía invocar al diablo.
Para ello, le pidió que se dirigiera al camino antiguo que comunicaba con este poblado para que invocara la presencia del rey de las tinieblas. De pronto y de la oscuridad que reinaba, apareció un caballo de color más negro que la noche que sacaba chispas de lumbre.
Al reponerse del susto y lleno de miedo, Cenobio, como pudo se alejó del lugar corriendo y alabando a Dios con el fin de que el diablo regresara por el lugar por donde vino, lo cual pudo hacer.
Cenobio Chagoyán pensó que su experiencia de ultratumba ya había quedado en el olvido, pero una noche, cuando se dirigía a la Cooperativa, lugar en donde se ganaba el pan diario, se volvió a topar con el mal enemigo.
Eran alrededor de las once de la noche y al cruzar por el río que desemboca en la presa de La Soledad, Cenobio se percató de la presencia de un hombre que se encontraba acostado cerca del agua, quien lo alertó que no cruzara el río ya que por ahí venía la corriente y no se lo fuera a llevar.
De pronto, de un brinco el hombre que estaba acostado se paró y como si estuviera borracho se acercó a Cenobio, pero en un abrir y cerrar de ojos la aparición se convirtió en un guajolote que corría alrededor del asustado minero.
Al darse cuenta que esto no era cosa buena, corrió al lugar conocido como La Atarjea, lugar por donde pasaba un arroyo de agua, y al voltear de nueva cuenta a donde se encontraba el guajolote, se dio cuenta que éste se había transformado en una puerca alborotada, que además de pelarle un par de dientes que le llegaban hasta el suelo, emitía escalofriantes gruñidos.
Con el alma en un hilo, y a punto de desmayarse por el miedo que le corría por las venas, Cenobio se echó a correr como Dios le dio licencia y no paró hasta llegar a Llanos de Santana, lugar hasta donde lo siguió la puerca.
Los viejos del Mineral de Santana cuentan como Cenobio Chagoyán aparte de ser muy enamorado, le gustaba beber y cuando se encontraba bajo los influjos del alcohol, se transformaba en una mala persona.
De ahí que su castigo fue que el diablo se le apareciera en la forma de un hombre, o guajolote y una puerca como una advertencia de lo que le puede pasar aquellos que se portan mal. Antes de morir a consecuencia del excesivo consumo de alcohol, se cuenta que Cenobio Chagoyán en ocasiones al verse en el espejo, veía su rostro convertido en una cara de chivo.
Con el paso de los años y la llegada del modernismo, la historia del minero que se encontró frente a frente con el diablo por lograr el amor de Marina, una de las jóvenes más bellas de este lugar, se perdió en la historia.
Sin embargo, los más viejos del lugar aseguran haber conocido a Cenobio quien supuestamente les contó la vivencia que tuvo con el demonio.

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La mulata de Córdoba, Veracruz

Cuenta la leyenda que... hace más de dos siglos, en la poética ciudad de Córdoba, vivió una hermosa y joven mujer que nunca envejecía a pesar de sus años. Nadie sabía de quién era hija, pero todos la llamaban la Mulata.
De ella corrían versiones que todos consideraban creíbles, aún cuando parecieran exageradas, que se trataba de una bruja, de una hechicera, de una peligrosa mujer que había hecho un pacto con el Diablo. Sin embargo, y a pesar de que se contaba que en su casa se podían observar extrañas luces luego de la caída del sol, como si se estuviera celebrando algún ritual, nunca se pudo obtener prueba fehaciente de esas actividades secretas. Sin embargo, era verdad que se la consideraba una poderosa hechicera, especialmente en el rubro dedicado a los milagros casi imposibles de hacer acontecer: quienes acudían a ellas sanaban de enfermedades incurables, las jóvenes casaderas que habían sido abandonadas por sus novios veían que éstos regresaban para ponerse definitivamente a sus pies, quienes perdían su empleo encontraban uno mejor. Al parecer la capacidad de la misteriosa mulata de satisfacer a sus clientes en el arte de la hechicería no tenía límites. También se afirmaba de ella que tenía el don de volar, y que lo hacía sobre los tejados por las noches, alarmando a los perros guardianes, aunque jamás hubo testigo presencial de ese prodigio.
Muchos afirmaron que era posible verla al mismo tiempo en la ciudad de Córdoba y en la ciudad de México, lo que en parapsicología se conoce como bilocación, o la capacidad sobrenatural de estar en dos lugares simultáneamente. No había dudas de que mulata cordobesa conocía los vericuetos de las antiguas enseñanzas de la magia. No por nada en México, cuando alguien recibe un pedido imposible de cumplir, contesta: ¡No soy la mulata de Córdoba! Hasta nuestros días ha llegado su fama.
No obstante, tanto alboroto y rumor atrajo la atención del Santo Oficio de la Inquisición, quien no tardó en abrir un proceso contra la mulata. En él se la acusaba de practicar la magia negra, de invocar a los poderes de las tinieblas, de tener comercio carnal con Satanás y de burlarse de la religión. La mulata fue sometida a juicio; muchos de los testigos de cargo, que levantaron graves acusaciones, habían sido anteriores clientes de la mulata. Fue encontrada culpable de brujería y condenada a relajación; en otras palabras, a ser ejecutada en pública sentencia por el poder civil. Se fijó una fecha para la aplicación de la pena capital, tras un plazo de unas cuantas semanas.
Días antes de la jornada fijada, se desató un terrible aguacero sobre la ciudad de Córdoba; jamás se había visto caer tal cantidad de agua de los cielos; las calles se hallaban sumergidas en líquido amarronado. De pronto, un fragor se escuchó desde los muros del edificio en donde se hallaban las celdas de la Inquisición; desde el refugio de sus ventanas, lo atónitos habitantes de Córdoba vieron cómo la mulata huía bajo la tormenta en un barco pequeño, que copiaba las formas de un pesado galeón español, pero de dimensiones adaptadas al cuerpo de una persona, y era llevado por la corriente lejos del pueblo, sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo, ya que la lluvia era tan intensa que no permitía siquiera caminar.
Cuando el diluvio amainó, los carceleros pudieron ver en una de las paredes de la celda de la mulata un barco idéntico, dibujado con carbón. Se corrió la voz de que con sus poderes la mujer había convocado a un navío desde algún lugar del otro mundo. Jamás nadie volvió a ver a la mulata de Córdoba, y su ancestral sabiduría brujeril se perdió para siempre.
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La Tepa del río Tancochin, Veracruz

En las márgenes y a todo lo largo del extenso río Tancochin. 
Río que nace en la caída de agua de la sierra de Kotontepetl, en el municipio de Tancoco, y atraviesa los municipios de Naranjos-Amatlán, Chinampa, y desemboca en la laguna de Tamiahua, entre Saladero municipio de Tamalín y Reforma, municipio de Tamiahua. 
Se han escuchado infinidad de cuentos, relatos e historias, como la leyenda de la Tepa. 
Según cuentan los abuelos, que la Tepa era una mujer muy hermosa, de cara bonita, alta, blanca, de larga cabellera, cuerpo bien torneado, prominentes pechos, ojos coquetos y sonrisa encantadora, cuando se apreciaba de lejos. 
Pero al tenerla cerca su apariencia cambiaba totalmente. Su rostro se mostraba pálido y amarillo, sus ojos destellaban odio, su pelo desbaratado, las uñas de las manos largas y filosas y su boca demasiado enojo. 
Cuando estaba contenta, interpretaba cantos muy tristes en una lengua extraña, totalmente desnuda se metía al agua y con un guacal se rociaba agua por todo su hermoso cuerpo, al bañarse mostraba todos sus encantos. 
A las 12 del día hay quienes aseguran que al llegar o estando en sus milpas; 
De repente sentían una ráfaga de viento que movía todos los arboles, apareciéndose como por arte de magia, sin dejar pasar a nadie por el camino, llenando de ramas y abrojos todas las salidas. 
Produciendo enorme susto a quienes lograban verla, que en ocasiones sufrían de fuertes fiebres y alucinaciones por muchos días, que algunas personas fallecían por esta causa. 
Todos los habitantes de esta región por generaciones, sabían y conocían muy bien el mito de esta terrorífica mujer, que algunos ya venían preparados, con agua bendita, caña o aguardiente y algunas oraciones para alejarla del lugar. 
Por eso cuando sembraban preparaban mucha comida, café, agua limpia para beber, pan, tortillas y aguardiente, para comer en la milpa, acompañados de sus peones. 
No sin antes ofrendarle a la Tepa en un lugar especial del monte, de la siguiente manera; 
En siete cazuelitas muy pequeñas de barro colocaban la comida, siete tacitas también de barro colocaban los líquidos (café, agua y aguardiente). 
Colocaban en el improvisado altar dos copaleros con brasa e incienso, figurillas de barro y caritas sonrientes conocidas como teopaquetl, hoy en dia se conocen los restos de barro como tepalcates (vasijas divinas, porque se ocupaban para ofrenda). 
Después de haber compartido con la Tepa y los peones, hacían un hoyo en medio de la milpa, donde depositaban todo lo que les había sobrado. 
Para darle de comer a la madre tierra, también encima rociaban el agua, el café y el aguardiente. 
Este ritual lo acostumbraban hacer en todas la comunidades huastecas, aunque en algunas de ellas nunca se hubiese aparecido la Tepa. 
Se dice que allá por el año de 1960 en una comunidad de Tamiahua, conocida como Buena Vista, al levantar la cosecha, cuando estaban variando el frijol y a la hora de comer sus lonches. 
Se les aparece de repente, estos eran cinco campesinos. 
Entre ellos estaba uno llamado Melitón Santiago, quien saco su machete y le gritó “¡hasta aquí llegaste bruja, hija de tu humilde madre! 
Se le echo encima a machetazos pero sin tocar su cuerpo, siguiéndola hasta perderse en el espeso monte, mientras ella se carcajeaba burlonamente. 
Sus compañeros quedaron estáticos con sus pies engarrotados, gritando angustiosamente ¡Melitón, Melitón, Melitón………! 
Después se arrodillaron implorándole a Dios que los ayudara, sin saber que Melitón había desafiado a fuerzas extrañas de la naturaleza. 
Provocando la ira de la Tepa, que se lo llevo para siempre. 
Juan uno de ellos corrió a la comunidad para avisar lo sucedido. 
Al llegar al pueblo gritaba que ¡a Melitón se lo llevo la Tepa! 
Todas las gentes del pueblo se organizaron para buscarlo por muchos días, mas no dieron con él. 
Hasta que pasaron unos cuarenta días, cuando unos vecinos de Tampache encontraron el cuerpo disecado totalmente, la piel bien adherida al esqueleto, como si lo hubiesen chupado, solo por sus ropas lo conocieron ¡sí no había duda el era Melitón!. 
Durante esos cuarenta días todas las milpas, sufrieron ataques de la Tepa, quebrando las plantas de maíz y arrancando de raíz las plantas de frijol, no así donde habían sembrado ajos y chonacates o cebollinas. 
Y los demás campesinos empezaron a sembrar también ajos y chonacates en sus milpas, para alejar a la bruja llamada Tepa que no ha vuelto más por estos lugares. 

EL DATO 

Tancochin; es una palabra Téenek, que tiene su origen en un pueblo huasteco del municipio de Tamiahua, muy cerca de la desembocadura del rio con el mismo nombre. 
Este pueblo huasteco se fundó allá por el año 1180, bajo el dominio del rey Atl-aua, rey de Tamyamija uxquae o Tamiahua la vieja. 
De lo que se deriva su nombre, es porque los aldeanos de Tancochin navegaban rio arriba en improvisadas balsas para cazar venado, pasando por Yancucum (hoy la laja Moralillo) municipio de Tancoco, hasta la hermosa cascada que sirve de afluente a este rio, que anteriormente también se alimentaba del manantial de Agua Zarca que allá por el año de 2009 fue desviada para llenar la represa de Tamalín y que paso a mermar la corriente de este importante rio. 
Significado de Tancochin; en Téenek 
Tan – canoa o balsa koch u tan – anchura chin – buche ch`iin – lanzar o lapidar 
Ta`an – ceniza koch – carga ko`och - higuera ch`iin echar 
Podría ser; echar carga a la balsa o echar carga de ceniza. 
Descartando la hipótesis de que el nombre viene de tanco por Tancoco y chin por chinampa, ya que el pueblo de Tancochin fue antes que el de Tancoco.
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La casa embrujada de Orizaba, Veracruz

En lo que ahora es Sur 2 esquina con Poniente 5, frente donde se encontraba la tienda Contino, en la ciudad de Orizaba, Veracruz, México; se encuentra una casa antigua, de la que solo pueden verse unas ruinas desde el exterior. Un portón apenas oculta una entrada hacia lo desconocido. Tal vez de los casos más extraños y difíciles de comprobar o explicar debido a la falta de divulgación o al olvido que se le ha dado. 
No se sabe precisamente en que tiempo sucedió el primer fenómeno sobrenatural de esta casa, pero la leyenda nos cuenta, que en la calle (actualmente frente donde estaba Contino) se encontraban jugando unos niños, lo que empezó como un juego, termino en un alboroto y escándalo, cuando uno de los niños lanzó una piedra hacia el interior de la casa, a lo que momento después, la misma regresó, cual si fuera de vuelta con misma fuerza hacia el exterior, en la calle, a lo que en ese momento, pasaba un automóvil por ahí, la piedra se incrustó en el auto, causando tremendo disgusto por el conductor, el cual dio el frenón y bajo rápidamente para buscar culpable. 

La verdadera casa embrujada de Orizaba. 

Entre el alboroto algunos testigos junto con los niños, habían dicho que efectivamente, la piedra había sido aventada hacia la casa, pero que había regresado misteriosamente; a lo que el dueño del automóvil, no dudo en ir a reclamar a la ya citada. 
Dando golpes fuertes al portón sin recibir respuesta alguna, no tardaron en decirle que en esa casa no vivía nadie y que no se le conocía dueño; indignado por tal ridículo en plena vía pública, no tuvo más remedio que retirarse del lugar. 
Hubo un tiempo en que el camión de la basura tardó en pasar por esas calles, y los vecinos, de esa casa entonces, tenían, entre otras cosas, desechos como láminas de cartón viejas, cajas; basura no tan escandalosa y propia como para ser tirada por ahí sin que nadie se diera cuenta, a lo que no dudaron en pensar, en arrojarla al patio de la casa, desde su propia azotea, ya muy noche a manera de que ninguna persona de por ahí se diera cuenta de lo planeado, arrojaron la basura; pero cual fue la sorpresa de los vecinos, que al amanecer, les reclamaron que había basura afuera y que daba mal aspecto a la calle; y efectivamente, la basura se encontraba afuera de la casa, como si ellos la hubieran sacado, extrañadísimos por lo ocurrido, no tardaron en confesar, que habían arrojado la citada al patio de la casa por la azotea, pero que no creían lo que estaban viendo, el aire no pudo haber levantado las láminas o cajas, pues no se habían escuchado ruidos en la noche, además para sacarla tendrían que haber abierto el portón y hubiera sonado rápidamente. 
Los hechos extraños empezaban a darse y no tardó la gente en preguntarse, que habrá haya adentro, o como será, a lo que todas las anécdotas o historias contadas por los aventureros, entre los que eran (chavos banda, paracaidistas o simples curiosos) que lograron adentrarse a la casa, se resumía en lo siguiente: 
“Quien sabe cómo le hicimos, el chiste es que pudimos meternos a la casa”… ó 
“Yo solito me trepé por la pared y caí adentro”… 
Una vez en el interior de la casa, comenzaban a sentir extraños mareos, síntomas de mala presión, ganas de desmayarse, algunos se les nublaba la vista, otros veían todo a su alrededor retorcerse y de repente, la sorpresa de su vida, cuando por arte de magia, aparecían afuera de la casa, como si no hubieran entrado nunca. 
Ahora bien, muchos han optado por no hablar del tema, a lo que se ha ido quedando en el olvido, aunque por ahí se dice, que quien llegue a pasar una noche en esa casa, sin amanecer a fuera de ella, entonces se quedará con ella. Para muchos ahí termina el relato de “La casa misteriosa”, o “La casa donde te sacan”, mejor conocida; pero he aquí, tal vez una de las tantas respuestas a lo largo de este extraño misterio. 

LA LEYENDA

Con la llegada del ferrocarril a la ciudad de Orizaba, el paso del puerto de Veracruz hacia la ciudad de México, se vio utilizado por una infinidad de gente, un adinerado extranjero, probablemente español, que antes había visitado la ciudad, se había enamorado de la zona y del clima de la región, por lo que de regalo de bodas para uno de sus hijos, planeaba la construcción de una casa, donde viviría y daría frutos de una nueva manera, en la ahora tierra de agua alegre; la construcción se daría entre los años de 1870 y 1880; terminada la importante obra, el hijo extranjero llegó con esposa e hijo en camino, la casa ya preparada con sirvientes y un mayordomo de edad, fueron las primeras personas que junto con el matrimonio, iniciaron la vida dentro del hogar de regalo. Y al transcurrir los años, conmemoraban un año más de estancia en la ciudad, de vida y de hogar; la servidumbre, que con el paso de los años se haría casi parte de la familia, iba siendo cambiada debido a la edad o a motivos por los que no ya no podían seguir trabajando. 
Eran una familia que tenía mucha confianza en la gente aledaña y daban pues oportunidad a gente que demostrara ser trabajadora formar parte de diversos trabajos, sin embargo permanecía en pie la figura del mayordomo, firme, obediente y claro, el principal de la servidumbre, querido por parte de la familia ya que era parte del inicio del nuevo hogar en nuevas tierras. Un amigo querido del hijo extranjero había venido de viaje a Orizaba, para probar suerte en el país, por lo que se había hospedado en la casa un cierto tiempo, su amistad incrementaría y la suerte daría fruto, como si destino fuese, el que llegase a esa casa tendría la fortuna asegurada, agradecido por la hospitalidad, un buen día partió para el interior del país para seguir con lo suyo, pero él tenía en su corazón, la valiosa vida y aprecio de la buena familia y de la casa. 
Al pasar el tiempo falleció el padre del hijo extranjero, heredando éste su gran fortuna, lo que le dio más importancia y no tardó en resaltar entre la cuadra, por ser de los riquillos extranjeros. 
Pasaron pues, alrededor de 25 años, ya el hijo extranjero, ahora era abuelo y cabeza importante de la familia, sus hijos casados, estaban repartidos en otras partes de México, pero la más chica de la familia permanecía soltera, y de la misma manera como el tiempo dejaba su huella en la ciudad, en los muros y en la familia, el mayordomo ya estaba grande, podría decirse que era como otro abuelo en esa casa; paso un mes en cama enfermo, bastante agradecido por el trato de el señor de la casa y la familia claro, pues aunque había servido a ellos, ellos ahora estaban a su lado ya en sus últimos momentos. 
La leyenda cuenta, que un estafador, de buena pinta, ya merodeaba el asunto, y aprovechó la situación que estaba sucediendo, para hacerse pasar por un mayordomo con experiencia, debió haber sido un hombre no tan grande de edad, pero que ya se le verían algunas canas y también un pillo criminal que solo veía la manera de adentrarse en lugares de fortuna para saquearlos. El mayordomo falleció en la casa y al poco tiempo se presentó este hombre, que de alguna manera logró convencer al señor para tomar papel importante, es decir el hueco del antiguo mayordomo; estuvo estudiando al pasar de unos cuantos años, las actividades de la familia, sus conocidos, sus momentos importantes, se fue ganando la confianza poco a poco, pero por las noches, solo pensaba en la fortuna resguardada en alguna parte de la casa, en la manera de salir huyendo con todo sin ser descubierto, pero pasaba mas el tiempo. 
Por fin la noticia esperada, la última hija del señor, se iba a comprometer, era una ocasión de fiesta, y que mejor fecha para hacerlo que en el aniversario 30 de la casa, fiesta que los que vivían en la misma, tenían en sus corazones por alrededor de los 30 años de su estancia, donde cada aniversario se reunían a comer, bailar y charlar sobre ese primer día de su llegada, se recordaba el aniversario 10 cuando había griterío de niños en la casa, o el aniversario 18 cuando se comprometió el primogénito de la familia; pues ahora era el aniversario 30 y el compromiso del último hijo, sería una cosa en grande, vendrían los demás hijos ya casados, familiares, amigos nuevos y antiguos, vecinos, y demás conocidos, hasta la misma servidumbre de años atrás vendría, aquellos que hubieran pisado la casa estaban de ley invitados a la celebración 30 de la llegada a un nuevo país. 
El festejo iba a estar de lujo, al ahora nuevo mayordomo, ya le habían tocado 5 años de conmemoración, pero ahora se le encomendaba llevar la rienda de toda la servidumbre, ver que los preparativos estuvieran listos, las invitaciones, el banquete, y todo a la perfección, pues claro estaba, que sería mucho mayor que en los años posteriores; fue entonces cuando tan emocionado el señor le dijo al mayordomo que adoraba esa fecha en especial, que era como un día de suerte que les había tocado, el mejor regalo que su padre pudo haberle dado, y que iba mantener y hacer florecer mientras viviese; le contó al mayordomo como su fortuna incrementaba en vez de bajar casi año con año, a lo que el mayordomo solo le prestaba atención como queriendo sacar en donde se encontraba resguardada, y haciendo uso de sus tretas e inspirando ya confianza le saco la verdad, la fortuna estaba oculta en una parte de la casa tras unos libreros, lo más seguro es que haya estado en antiguos baúles, le dijo que le ayudará a ver de cuanto dispondrían para la fiesta, y al mostrar el inmenso dinero al mayordomo, este se quedó perplejo al ver la fortuna, desde ese día, se dice que no dormía tratando solo de planear como sacar toda esa cantidad, como la iba a gastar y adonde iría, seguramente se perdería en algún otro país con tanta riqueza. 
Faltaba ya como un mes para la fiesta de los 30 años y el mayordomo no ideaba aún la fechoría; la leyenda dice que sentada en la mesa, la familia, ya listos para comer, la hija menor aún no lo hacía, a lo que el señor de la casa dijo: 
- Aquí no come nadie, sino comen todos. 
Y efectivamente llegó la hija menor y al sentarse iniciaron la comida, en ese momento al mayordomo se le vino la idea para lograr distraer a todos y así poder salir sin prisa ni escándalo y robar lo planeado. 
Una mañana, el mayordomo se levantó temprano y fue a esos lugares ocultos donde venden polvos para limpiar, insecticida, aromatizante, o veneno, a lo que pidió un polvo raro, que según él, para deshacerse de unas alimañas, ahí le explicaron que una vez ingerido el veneno, el animal se cansaba y le provocaba sueño, a lo que tiempo después fallecía dormido. 
Llegó el día de la fiesta y comenzaron a llegar las amistades de todas partes, vecinos de la cuadra, demás familiares, mientras que en la cocina se preparaba todo para la comida, unas versiones de la leyenda, dicen que el mayordomo echo el polvo en una crema o sopa de sabor raro, otra que echo pequeñas porciones del polvo en los saleros y que se sirvió un platillo que necesitaba de bastante sal para saborearse, otra que fue en las bebidas, o los postres, tal vez, el malvado, hizo todo lo mencionado, pero de alguna manera coloco el somnoliento veneno en la comida; y llegó pues la campana anunciando la hora de sentarse en la mesa, junto con el brindis, para esa hora ya todos los invitados deberían haber llegado, pues el compromiso se llevaría minutos antes de la comida, y a si fue; con aplausos y alegría se sentaron todos a comer, en una mesa adaptada y bastante grande, estaban todos los que habían vivido y pisado la casa, amigos hasta del interior y exterior del país habían venido para la celebración; el mayordomo se encontraba sumamente nervioso por el crimen que iba a cometer, pues había mucha gente reunida, niños, gente mayor, jóvenes, todos llenos de alegría, él sabía que iban a probar su última comida, pero ya no había marcha atrás, el solo hecho de pensar en toda la fortuna lo hacía regresar a ese plan despiadado. 
Ya todos estaban sentados en la mesa, el señor de la casa dio un discurso antes de probar alimento, mirando a cada uno al rostro, agradeciendo por su asistencia a la importante fiesta, deseando lo mejor a cada uno, y claro está, larga vida, a lo que muchos no evitaban el derramar una que otra pequeña lagrima, por lo emotivo que representaba; cuenta la leyenda, que cuando el señor se dirigió al mayordomo para agradecerle por ocupar el lugar de su buen amigo que había fallecido en la casa, el cobarde todavía lloró, ¿sería de tristeza por el tremendo asesinato que iba a cometer? ¿ó de alegría por la fortuna de la que se iba a ser?, en fin, el mayordomo tuvo extremo cuidado de no ingerir el alimento marcado, del cual todos probaron, y que debió haber sido un platillo fuerte para no ser rechazado por nadie. 
Terminaron de comer y se levantó la mesa, tal vez muchos fueron a la sala a charlar, algunos a bailar, los niños a jugar a las recamaras, nadie podía marcharse pues faltaba el pastel, que por lo general se sirve entre hora y hora media terminada la comida, el mayordomo ya solo contaba los minutos para que diera efecto; los niños comenzarían a dormir uno por uno, seguido de los mayores, de seguro fueron cayendo de sueño una persona seguida de otra, extraño ha de haber sido para los últimos que quedaban despiertos, mirando sorprendidos como caían de sueño los invitados, se dice que cuando empezaban a sentir el sueño, primero veían que todo les daba vueltas y se mareaban repentinamente, sin embargo no tardaría en llegar su propio turno. 
Una vez que los invitados estaban durmiendo, el mayordomo se apresuró para cargar las bolsas de dinero en una carroza y así escapar, sin embargo, historias dicen, que cuando cargaba ya las ultimas bolsas o cofres, una voz se le metió en la cabeza, que le dijo: 
- ¿Crees que te vas a salir con la tuya? 
- ¿Crees que no te van a encontrar? 
- Tan pronto llegue la ley, encontrarán los cuerpos y al no encontrar el tuyo sabrán que tu fuiste… 
El mayordomo entonces se vio en una desesperación, esa voz tenía razón, tenía que hallar la manera de deshacerse de los cuerpos, la leyenda dice, que entonces se le vino la idea de echarlos en la fosa séptica, destaparía el hueco destinado a los desechos bajo la casa y ahí depositaría los cadáveres, primero juntaría a todos los cuerpos y los arrojaría uno por uno, sin embargo la voz lo torturaría de nuevo: 
-Parece que encontraste la solución, pero, ¿qué te hace pensar que van a caber todos ahí?, se te va llenar rápido ¿no crees? 
Esa voz volvía a entorpecer los planes del mayordomo, pues tenía razón de nuevo, los cuerpos ocuparían demasiado espacio, a lo que se le ocurrió la macabra idea de cortar los cuerpos; lo más seguro es que haya utilizado un hacha o serrucho para descuartizar a toda la gente, y así en pedazos poder arrojarlos al interior de la fosa. 
Ya era muy noche y a unas cuadras antes de la casa se veía un jinete, era el amigo de la familia, que hacía tiempo le habían brindado tal hospitalidad en la casa, quien sabe cuál habrá sido la demora, quizás le ocurrió un pequeño accidente, un camino equivocado, tal vez él mismo decidió llegar tarde o el destino o la misma casa, sabía lo que iba a ocurrir y cual si fuera una manera de pedir ayuda, este amigo de la familia sería el único que no llegaría a tiempo a la comida, no la probaría y claro está no moriría, sino que sería el testigo y salvación decente para que el mayordomo no acabara con los demás cuerpos que faltaban. 
La leyenda dice, que este amigo de la familia decidió dejar el caballo unas cuadras antes para ir a pie, recordar aquellas calles, y claro está, dar la sorpresa a el señor y a la familia por su llegada inesperada; al llegar encontraría el silencio del hogar marcado, tal vez las luces apagadas, no solo de esa casa, sino también de la demás cuadra, durmiendo de seguro, pero no, pues habían asistido a la comida y se encontraban ahí, sigilosamente con el juego de llaves que poseía cuando antes vivía, logró entrar, dando pequeños y silenciosos pasos, pero, al entrar pudo notar el tremendo olor a muerte que desprendía el lugar, parecía no creer lo que estaba viendo, se dirigió hacia donde escuchaba fuertes golpes, que era donde el mayordomo daba tremendo castigo a los cuerpos de cada invitado; entonces la voz regreso a la cabeza del mayordomo: 
-¿Lo ves?, te dije que te iban a encontrar, ahora no puedes esconderte. 
Entonces el mayordomo dio un grito de desesperación de ¡Nooo!, ¡cállate!, ¡Nadie lo sabe!, y el amigo veía como se daba golpes en la cabeza, ante tal escena de ver partes y sangre, le dieron ganas de vomitar, pero no podía ni moverse por el inmenso terror que sentía, y a si dando un mal paso choco con una botella que al caer dio tremendo cristalazo en el suelo…lo que llamó la atención del mayordomo, el pobre tipo se escondió tras un sillón, temblando y casi a punto de orinarse, ahí, se acercó el mayordomo con sigilosos movimientos, tratando de no darse a notar, buscando el motivo extraño por el que aquel estruendo había sucedido, y el tipo se encontraba en una completa desesperación mental, entre si me defiendo, me quedo quieto, ¿Qué hago?, y el mayordomo de seguro con puñal en mano deseando que lo que la voz le había dicho, no fuera cierto; fueron minutos de miedo silencioso, entonces el mayordomo prosiguió a continuar con su fechoría y terminar de una vez, entonces el tipo, al ver que el mayordomo se retiró, cegado de miedo salió de su escondite casi a punto de llorar, pero lo más seguro es que hasta se haya mordido los dedos para no gritar de terror y dar nuevos anuncios; la historia cuenta que antes de salir, él tipo escucho una voz que le dijo: 
-¿Por qué te vas?, ¿Ayúdame? 
Pero el tipo lleno de miedo, salió de ahí, caminó la calle y llego hasta su caballo para escapar lo más rápido. 
Entrada la madrugada, el mayordomo ya había terminado de arrojar los cuerpos a la fosa y lavado el cuarto de sangre y de seguro la fortuna debió estar lista para partir en una carreta, sin embargo ya tapando el hueco de la fosa, se dice que la voz entró una última vez para ya no salir de la cabeza del mayordomo, quien sabe cuántas cosas taladraban los pensamientos del mayordomo que no lo dejaban descansar, tal vez eran las voces de la gente que lo atormentaban, tal vez la voz de la casa o del antiguo mayordomo que había fallecido ahí, o el mismo mal que una vez se le había metido en la cabeza, sin embargo no aguantaba tal conflicto, versiones dicen que tomó el puñal y se lo clavo en la cabeza, otras que resbaló y cayó al hoyo y ahí herido entre la sangre y los cuerpos mutilados, vio el mismo rostro de terror en persona que le hablaba en su cabeza. 
Al otro día, las cuadras vecinas permanecían quietas, cuando llegó la autoridad máxima y se presenció lo ocurrido, se dice que la casa clamó ayuda de justicia por segunda vez, pero las autoridades al ver toda la fortuna ya lista para salir, decidieron ocultar toda evidencia, rellenaron y taparon el hueco de la fosa, confiscaron los muebles, y claro las demás casas vecinas, todos esos bienes pasaron a dividirse entre los testigos, quienes para lavarse todavía más las manos, vendieron las casas vecinas a otra gente tercera, otros las derribaron para construir nuevamente y a si vender, pero la casa permaneció ahí sin moverle, tal vez por respeto o por miedo a no tocar lo que ahí había sucedido. 
Se dice que la casa pasó a manos de un importante adinerado de Orizaba, quien al tratar de venderla, tuvo que primero ir a mostrarla en su interior, sin embargo al hacerlo, la casa como si pareciera saber el interior de las personas, hizo que sintiera mareos para después hacerlos aparecer afuera, la casa ya no confiaría más en nadie, por lo que personas que entrarán serían rechazadas inmediatamente. Sin embargo cuentan que si alguien llega a ser aceptado por las almas o por la casa, quien logre pasar la noche sin amanecer o aparecer afuera, entonces, la casa será suya. 
Pero, y ¿qué paso con el amigo de la familia, el tipo que fue testigo de todo?, un rumor dice que se fue al interior del país, donde quedó mudo del susto, sin embargo al pasar el tiempo le regresó el habla y a si contó todo su drama, tal vez lo creyeron loco, tal vez la historia se deformó al pasar de voz en voz, pero ahora lector tú la sabes, y solo resta decir, que el juicio está en ti y tu sabrás que decir.
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La cruz del diablo

En Cuenca, ciudad de misterios, enigmas y empedradas calles repletas de pasajes históricos se cuenta una leyenda en la que antaño, un joven mozo se enamoró de una bella dama, la más linda que jamás había pisado las calles de esta ciudad, pero la cuál escondía tras su belleza un terrible secreto.
Desde la calle Pilares, bajando por un precioso empedrado, llegamos a la ermita santuario de las Angustias, erigida en el siglo XIV, aunque la actual data del siglo XVIII y es el lugar donde se centra esta leyenda.
Vivía por estas calles un hermoso muchacho, hijo del oidor de la villa. El bello zagal, en edad de efectuar sus correrías, no dejaba una sin probar, y así tomó fama de mentiroso, pendenciero y, además, bravucón; a nada de ello podían dar crédito sus familiares, pues el honorable cargo que desempeñaba el padre era, sin duda, signo de buena estirpe y descendencia.
Pero de cómo fueron las cosas en aquella época nadie lo sabe, el caso es que el muchacho corría una tras otra a todas las doncellas casaderas del lugar y, luego de cortejarlas y conseguir sus propósitos placenteros, las dejaba plantadas, sin más.
Pero un día, conoció a una dama bellísima como la luna y seductora como el diamante; además era forastera y recién llegada a la ciudad. Cuando paseaba por las calles, las mujeres bajaban sus miradas y de reojo miraban qué hombre era el primero en lanzarle una sonrisa, pues la chica dejaba a todo el mundo con la boca abierta por su belleza e irresistible impulso.
Los jóvenes salían a su encuentro para simplemente saludarla e intercambiar un buenos días o buenas tardes, cosa que siempre hacía simpática y risueña. Hasta que un buen día, nuestro apuesto galán decidió lanzarse y presentarse. La hermosa mujer lo correspondió y le dijo que se llamaba Diana. Contento y presuntuoso, se fue con el resto de sus amigotes para vacilar un poco ante ellos de que ya sabía incluso su nombre.
Diana, que tonta no era, también se percató de la belleza del joven, al que con el tiempo fue conociendo mejor, pero viendo sus claras intenciones, le daba largas y largas.
El muchacho cambió, se quedó ensimismado con Diana, estaba totalmente obcecado con ella y con hacerla suya, algo que ella le ponía muy, muy difícil. Quizá por eso de que a los hombres nos gustan los logros difíciles, éste se lo tomó como todo un reto personal e incluso declinó las ofertas de sus amigos, con los que iba de correrías.
Y una mañana, en vísperas de Todos los Santos, Diana le hizo llegar una misiva que el joven leyó sorprendido y de muy buen agrado: “Te espero en la puerta de las Angustias. Seré tuya en la Noche de los Difuntos”.
Por fin el muchacho iba a conseguirla. Esa noche se arregló tanto como pudo. Con sus mejores ropas y las fragancias más sublimes que guardaba para las ocasiones especiales, salió a conquistar a esa dama que tan loco lo volvía.
Pero esa noche se fraguó una tormenta. Los truenos retumbaban y el cielo se iluminaba como si de fuego se tratase. Él debía estar a la hora prevista en el lugar donde Diana lo había citado. Y allí, raudo y veloz, cruzó las cuatro calles que lo separaban de la puerta de las Angustias y vio a la bella doncella, ataviada con ropas que parecían de princesa.
Su corazón latía más de prisa a cada paso que daba, y su deseo era tan ardiente que las botas parecían quemar las plantas de sus pies y lo hacían alargar las zancadas.
Ella estaba en el atrio y él se abalanzó contra ella, que le respondió con unos besos tan dulces y tiernos que el muchacho, loco de desesperación, fue intensificando sus caricias hasta que sus manos comenzaron a levantar su falda.
Los truenos caían y los relámpagos iluminaban los rostros de los de los capiteles dejando intuir sombras diablescas, pero los dos jóvenes estaban tan arrebatados por la pasión que no se percataron ni de la tormenta.
Ella, casi tan encendida como él, incluso levantaba su falda más aprisa con el fin de que el muchacho consiguiera su propósito. Cuando descubrió sus preciosas y blancas piernas, vio que llevaba unos chapines altos. El muchacho fue quitándole el derecho poco a poco y de repente cayó un rayo que iluminó de pleno el pie de Diana, que resultó no ser un pie, sino una pezuña; y su pierna, la de un macho cabrío.
Aterrorizado, el joven tiró el zapato y salió corriendo dando gritos de terror y espanto. A su vez Diana, que era el mismísimo diablo, con una voz profunda, cavernosa y estrepitosamente desgarrada, lanzaba carcajadas que resonaban entre las antiguas piedras del santuario.
El joven, presa del pánico, se abrazó a la cruz que había en la puerta de las Angustias; el diablo se abalanzó sobre él, lanzándole un zarpazo al tiempo que sonaba un trueno inmenso. Cuando el chico abrió los ojos, el zarpazo le había rozado el hombro y había dejado una marca en la piedra, todavía humeante.
Se dice que el chico ingresó en el santuario de las Angustias y nunca más volvió a ver la luz del día…. ni de la noche.
Y allí, en la puerta de este lugar, podemos ver la famosa cruz de piedra a la que el joven apuesto y bravucón terminó por agarrarse para salvarse del zarpazo del diablo, que quedó grabado en la piedra y que todavía puede verse.
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Guadalajara: La niña del Panteón

En México se cuenta con decenas de camposantos, conocidos más allá de las ciudades que les dan albergue, pues además de ser zona de descanso para personajes célebres, también puede presumirse entre ellos el cementerio más grande de América Latina (Panteón Civil de Dolores), uno declarado patrimonio de la humanidad (Panteón Inglés) y otro incluido en el record Guinness.
Aquellos construidos durante el siglo XIX o a principios del XX, son verdaderas joyas de la arquitectura y debido a esto han sido convertidos en museos. Pero tenemos también otros tantos, que transcienden a la fama por lo sucedido en su interior, eventos tan extraños que inspiran leyendas y van más allá de sus puertas.
En un conocido panteón de Guadalajara, del cual no queremos mencionar el nombre para permitirte experimentar un encuentro paranormal fortuito, se dice que aparece una niña, la pequeña deambula por las tumbas, perdida de sí misma y llamando a su mamá.
Primero se siente su presencia, espiando desde los rincones más alejados, se va acercando con cautela, dejando ver solamente su rostro difuso, como si de una alucinación se tratara, cuando las personas al fin se saben vigiladas, lanza murmullos apenas perceptibles, para ir subiendo el tono hasta convertirlos en lloriqueos o sollozos entre los cuales la única frase comprensible es: "Mi mami".
Sin importar cuantos esfuerzos se haga por encontrarla, no es posible, los lloriqueos parecen estar siempre a tu espalda, pero al voltear, solo se ve una sombra alejándose, escondiéndose al fondo del panteón. Por fortuna nadie ha tenido que vivir un encuentro cercano con ella, o tal vez no hubo quien sobreviviera para contarnos, pero es seguro que muchas personas la han visto pasear entre las tumbas, cuando pasan cerca del panteón.
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El Árbol del Diablo

En New Jersey, EUA existe un árbol que ha sido objeto de escalofriantes leyendas, los lugareños cuentan que alrededor de él suceden cosas inexplicables y algunos no viven para contarlo. Esta es la leyenda del Árbol del Diablo.
Situado en Bernards Township, New Jersey, el Árbol del Diablo es temido por la gente del pueblo, quienes han tratado de derribarlo, sin éxito. Ellos cuentan que alrededor de éste roble viejo, suceden cosas que no tienen explicación y algunos han muerto bajo su sombra al tratar de acabar con él. Las sierras dejan de funcionar o se rompen antes de poder dañar el árbol. Utilizar otros objetos es inútil, el árbol tiene una maldición, aquellos que desean dañarlo sufrirán un accidente terrible.
El ambiente que lo rodea es pesado, a veces se pueden escuchar gritos o ver sombras siniestras de encapuchados. Los sustos no paran ahí, quienes visitan el árbol han sido perseguidos por un coche fantasma que sigue a las víctimas y desaparece en la carretera principal.
El Árbol del Diablo siempre se mantiene caliente como si sus raíces vinieran del propio infierno, incluso, durante el crudo invierno cuando la nieve cubre todo el terreno, excepto un círculo de terreno alrededor del árbol.
La gente del pueblo cuenta todo tipo de historias referentes a este árbol maldito. Algunos dicen que al tocarlo sus manos quedaron negras y tardaron horas en poderse quitar lo que parecía pintura. Otros indican que treparon al árbol para quitar una cuerda que pendía de una de las ramas, al estar arriba escucharon unos gritos y posteriormente cayeron al suelo. Si pegas tu oreja a la corteza y pones atención, podrás escuchar niños jugando y gritando.
Hay una historia de un chicos que fueron para probar que sólo era una leyenda absurda. Manejaron hasta el Árbol del Diablo, algunos tuvieron malos presentimientos y decidieron marcharse. Uno de los jóvenes populares se hartó de los miedos de los demás, bajo del automóvil y caminó hasta el árbol provocando a los supuestos espíritus, sin tener una respuesta. Orinó en el árbol para demostrar que no pasaba nada y subió al coche, cuando todos iban de regreso a sus casas por la carretera, el coche del joven que se burló del árbol aceleró inexplicablemente. Los tripulantes sufrieron heridas leves, llevándose un gran susto.
Se dice que cerca del Árbol del Diablo han sucedido hechos escalofriantes que han marcado su historia convirtiéndolo en un punto de energías negativas. Al parecer, en el pueblo de Bernards Township, el KKK tenía su cuartel general e iban al árbol para linchar a algunos afroamericanos y ahorcarlos. Algunos han reportado ver cuerpos colgando de una de las ramas del árbol.
Otras historias cuentan que un hombre asesinó a su familia entera y después se suicidó en el árbol. El asesino Gerard John Schaefer cometió sus atroces crímenes junto al árbol, donde violó, mutiló y enterró a dos jóvenes.
Las leyendas referentes a este árbol continúan. Es visitado por estudiosos de lo paranormal y por quienes desean experimentar algún suceso inexplicable. El Árbol del Diablo sigue de pie causando temor, resistiéndose a caer.
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Suicide Girl "La imagen maldita"

En el campo de la pintura encontramos imágenes terroríficas hechas por célebres pintores como la que realizó Goya de Saturno devorando a su hijo. Son escenas que resaltan la crueldad y que pueden llegar a causar daños psicológicos a espectadores que sean muy sensibles. En nuestro caso, al ver la pintura de esta joven no parece que estemos ante una imagen de terror. Quizás sea un poco extraña pero nada más.
Aquí puedes leer la leyenda urbana y lo cierto es que no hemos encontrado la fuente de la que salió este mensaje, ya que en Internet con las copias es muy difícil llegar al autor original. Dice así:
“Dale una mirada a la imagen de arriba, recientemente descubrí esta imagen y su historia en una publicación coreana. La historia es esta: en Japón poco antes de que una adolescente cometiera suicido, dibujo esta imagen, la escaneo y la publicó en línea. En Corea esta historia se desató y se esparció como un incendio.
Hay muchos mensajes recorriendo bajo la autoría de “undefined” en foros coreanos que dicen que el espectador se ve inmerso en los ojos azules de la chica. Dicen que se puede detectar una pista de odio y tristeza dentro de sus ojos. Tal vez la chica murió con mucha tristeza y enojo que su espíritu embrujó la imagen, o tal vez la imagen provoca tristeza, similar a la canción “Gloomy Sunday”.
El elemento raro es este: dicen que es difícil para una persona mantener fija la mirada en los ojos de la chica por más de 5 minutos. Hay reportes que algunas personas han tomado sus propias vidas después de hacer esto. La gente dice que la pintura cambia, conforme la ves parece como que una sonrisa burlona aparece en los labios de la chica o que un anillo oscuro crece alrededor de la chica o de sus ojos.
Algo es seguro, la imagen ha despertado una curiosidad en mi que debo de saber, siento una presencia cuando miro la imagen, si es malvada o no, no puedo juzgarlo. Me gustaría saber que es lo que la comunidad global en línea siente y tal vez incluso algunos expertos en arte pudiesen responder por qué los ojos de está imagen pueden atraer al espectador tan profundamente.”
Parece que está bastante claro que estamos ante una leyenda pero fruto de estas palabras podemos hacer un reflexión ¿se deben censurar algunas imágenes por crueles y crudas a los menores? y otra pregunta ¿una imagen puede llegar a absorber a alguien de tal forma que le lleve a la muerte? Esperemos que no, y que esta niña que nos lanza una extraña mirada sea solo una broma de algún internauta.
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La Llorona

La leyenda de la llorona tiene sus orígenes en la época colonial, pero según el relato todavía hasta estos días se la puede ver por ciertos lugares, en diferentes localidades y diferentes formas. Pero, la leyenda de la llorona tiene su origen en México y por ello vamos a contar esta historia primero en su versión mexicana.
Es en Ciudad de México donde empieza esta macabra historia, en dos versiones distintas de la leyenda de la llorona. La primera versión habla de que está era una mujer de origen indígena, en ocasiones se habla de una indígena pura, y en otras ocasiones se habla de una mujer mestiza en la leyenda de la llorona. Ella tiene un tórrido romance con un noble español durante la época de la colonia. Entre ambos tuvieron una relación bastante feliz al principio, incluso llegando a engendrar tres hermosos hijos que crecerían para convertirse en unos traviesos niños pero llenos de alegría y de vida. Su madre, los cuidaba con mucho celo y los amaba con todas sus fuerzas pues eran lo único que poseía debido a su origen humilde.
Poco a poco, la mujer se fue enamorando cada vez más de su amante, quien se oponía a su matrimonio por ser de clases sociales muy diferentes. En la leyenda de la llorona, esta mujer quería formalizar la relación con el padre de sus hijos, sin embargo él no estaba de acuerdo con esta relación. Al poco tiempo, como era de esperarse, este noble español terminó dejándola por una mujer de alta alcurnia española, más acorde con su clase social pero como un amor no correspondido. Al enterarse esto, en la leyenda de la llorona, la mujer decide quitar la vida a sus hijos como escarmiento para el español. Los apuñala o los ahoga en un río en una tarde de lluvia. Pero al no soportar la culpa después de contemplar lo que había hecho, decide también quitarse la vida echándose a la fuerte corriente del río.
Desde aquel momento, debido al espantoso hecho que ocurrió en este lugar, según la leyenda de la llorona, ahora se escucha el desgarrador lamento de la mujer cerca del río, y si algún desgraciado llega a pasearse luego de las 11 de la noche por donde se escucha el lamento, seguramente vería la lánguida figura de esta mujer vestida completamente de blanco y, según algunos, sin pies visibles que rocen el piso.
Para prevenir a los incautos, se advierte que, cuando la leyenda de la llorona está cerca, se puede escuchar una voz quebrada y muy aguda que parece salida de ultratumba con un eco espantoso. Se le escucha decir “¡Ay, mis hijos! ¡Mis pobres hijos! ¿¡Donde están mis hijos!?”
¿Y tu has escuchado el lamento de La Llorona?
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Las Gemelas

"Se dice que entre los hermanos gemelos hay un vínculo tan especial que cuando le sucede algo a uno de ellos el otro puede sentirlo. Un caso extremo es lo que les sucederá a las niñas de esta escalofriante leyenda urbana…"
Había dos hermanas gemelas que se llevaban muy bien, como si hubiesen nacido siendo amigas: nunca se peleaban, rara vez discutían, compartían todo lo que podían, tenían las mismas aficiones y aversiones y hasta vestían parecido.
Toda su vida habían estado en un barrio tranquilo, una zona residencial algo alejada del ajetreo propio de tantas partes de la urbe. Aunque ahora por razones laborales, su madre les había dicho que debían mudarse a una zona distinta de la ciudad, una parte en la que había mucha más actividad y en consecuencia debían tener más cuidado.
Llegó así un día en que llamaron a la madre del trabajo, a diferencia de tantos otros días, las niñas debían cruzar solas una calle bastante transitada. Como habían atravesado esa calle cientos de veces junto a ella, la madre pensó que podía despreocuparse de sus hijas y les dijo que tenía que irse rápido y que ellas podían cruzar solas sin problema siempre y cuando miren de uno a otro lado y estén bien atentas a los automóviles.
Las niñas siguieron el consejo de la madre y esta siguió su rumbo dándoles la espalda; pero, ni bien hubo caminado un par de metros, oyó un ruido espantoso, algo parecido al ruido que hace un coco al quebrarse.
Eran sus hijas, tendidas sobre el pavimento con las cabezas aplastadas y los cerebros desparramados junto a esquirlas de hueso. A lo lejos un camión huía a toda velocidad, el conductor probablemente distraído con el teléfono o quizás tras haberse tomado un par de copas a la hora de la comida, las arrolló sin tan siquiera reducir su velocidad. El imprudente conductor al sentir los cuerpecitos aplastarse bajo las ruedas del camión aceleró y no solamente no las auxilió, si no que además puso en peligro a otros conductores que pudieron sufrir un accidente al cruzarse con él en su desesperada huída.
Por desgracia todo el mundo quedó tan conmocionado que nadie tuvo tiempo de apuntar su matrícula por lo que escapó impune.
La madre lloraba desconsoladamente en medio del tráfico detenido, gritaba y agitaba sus cuerpecitos como esperando que se levantaran de nuevo y le ofrecieran una de sus sonrisas. ¿Cómo podría superar la pérdida de sus angelitos de tan solo ocho años?
Dicen que el tiempo es el mejor remedio y así fue… Era joven, tenía apenas unos 28 años y un par de años después, se quedó de nuevo embarazada. Casualidades del destino tuvo otra vez gemelas: el problema es que no lograba olvidar del todo a sus hijas fallecidas, sobre todo porque de alguna u otra forma sus nuevas gemelas, que ahora tenían justo la edad en que murieron las anteriores, le recordaban a sus primeras hijas.
Tenían tantas cosas en común que algunas veces incluso se equivocaba de nombre al llamarlas y estallaba en lágrimas al recordarlas…
Pero esta vez por nada del mundo descuidaría a sus pequeñas. Las tenía terminantemente prohibido cruzar la calle solas.
Un día sin embargo vio que mientras jugaban en el parque cerca de su casa se estaban acercando demasiado a la calle y, aterrorizada, les gritó para que se detuvieran, a lo cual ellas respondieron al unísono:
— No pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez aquí y no volverá a ocurrir…
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CdMx: La confesión de un muerto

La leyenda que se relata a continuación tiene origen en el templo sagrado más conocido de México, la Basílica de Guadalupe. Cuenta la historia que hace mucho tiempo atrás, uno de los muchos feligreses que acudían diariamente al templo para confesarse, entro por la puerta principal y le pidió a un sacerdote que si le podría hacer la confesión, ya que tenia muchos pecados y secretos que decir, a lo que el sacerdote acepto.
El parecía ser una persona normal, llevaba un atuendo algo elegante para la ocasión y para el sacerdote no vio nada fuera de lo normal, ya que era muy común que la gente acudiera al recinto para hacer penitencia y pedir perdón a dios por sus pecados.
Después de caminar por un pasillo largo, llegaron al lugar de confesión, el sacerdote se puso en posición, abrió la pequeña ventanilla y el hombre rápidamente se acerco y comenzó a decir todos sus pecados.
Todo iba muy bien, hasta que de repente el sacerdote salio de ese lugar y se dirigió hacia la puerta principal para salir de basílica de Guadalupe.
Los feligreses que se encontraban afuera notaron algo extraño en la actitud del sacerdote y uno de ellos, que anteriormente había visto a los dos entrar al templo para hacer la confesión, le pregunta, ¿Le sucede algo?, ¿Donde está el hombre que entro con usted?, a lo que el sacerdote se negaba a responder, hasta que llego un momento de pánico y accedió a revelar todo lo sucedido.
El dijo que el hombre que le había solicitado la confesión, era un muerto que había venido desde el más allá para revelar todos sus pecados y que después de una larga conversación, el comenzó sentirse mal, dejo de escuchar con su oído derecho y es cuando salió rápidamente del lugar de confesión. Esa extraña experiencia cambio por completo su vida y desde ese día carga en su conciencia el misterioso secreto de aquel muerto que posiblemente nunca sea descubierto.
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Bruja de La Huasteca (Tepetzintla)

En el pueblo de Coopaltiquetl o Coopalchiquetl (hoy Coopaltitlan), a principios de siglo XX, poco antes de la Revolución, vivió una mujer llamada Marcelina Luis Morales, quien era muy conocida porque se trasformaba en animal, amparada bajo el manto oscuro de la noche; se valía de polvos y brebajes raros para dormir y dominar a su esposo Macario Cruz Hermelindo. Marcelina poseía un aspecto deprimente, puesto que daba la impresión de que no dormía ni comía nada, ya que tenía grandes ojeras y su tez demasiado pálida, sus largas uñas parecían garras de animal salvaje, su cabello era muy escaso y delgado hasta el grado de tener espacios vacíos como de calvicie.
Justo a las doce de la noche, en su alejado jacal, rodeado de árboles viejos con ramas grandes y sombrosas, en medio de ellos había un pozo profundo donde a esa hora Marcelina empezaba un extraño ritual: rociaba aguardiente con la boca y ahumaba con copal todo el lugar, hacía oraciones y rezos demoníacos, en forma extraña que hasta le cambiaba la voz. Posteriormente, hacía lumbre en el suelo y se ponía a brincar de un lado hacia otro durante un buen rato. En determinado
tiempo de estar saltando esa hoguera, se sentaba frente a una “lejía” (recipiente hecho de lodo forrado de ceniza para almacenar agua) y empezaba a untarse ceniza húmeda en las rodillas hasta que se desarticulaba sus extremidades, quedándose sin rodillas y pies. Su rostro se desfiguraba por completo, apareciéndole un hocico y colmillos punzantes, con las piernas y manos como ancas de rana. Entonces comenzaba a salir sangre espesa de su espalda e inmediatamente le brotaban unas alas negras y gigantes que le cubrían todo su cuerpo.
En silencio, bajo las sombras de la noche, pensaba y pensaba a qué hogar atacar. En cuestión de segundos empezaba a volar en busca de niños recién nacidos para chuparles la sangre hasta dejarlos vacíos. Su lengua era también enorme y larga que le permitía atacar a los bebés desde muy lejos, dándose prisa para que no la sorprendiera el día, pues de lo contrario nunca podría volver a su estado natural.
Una noche, Macario su esposo llegó sin avisar, cuando regresaba de un baile en San Juan a su casa y quiso darle una sorpresa a su mujer. Se escondió tras las plantas de maíz para poder acercarse; brincó la cerca de otate y se asomó por la ventana. El fuego de la hoguera iluminó su asombrado rostro, que se quedó sin habla ante lo que estaba sucediendo. Vio cuando Marcelina saltaba la hoguera de lado a lado y no le quedó la menor duda de lo que la gente andaba hablando de ella. ¡Sí, descubrió que su vieja era aquel temido y odiado ser del que tanto se comentaba en casi toda la sierra y que tantos males había causado! Era tan mala y vivía tan hambrienta que hasta a sus propios hijos les había chupado la sangre hasta matarlos.
Cuando Macario la vio trasformada, sintió que la odiaba con toda su alma. De pronto se quedó triste, sentado en la parte trasera del jacal, abrazando un morral empolvado que contenía ropa y un sombrero pequeño. Derramó unas lágrimas y se quedó con la mirada perdida, estática como si hubiese muerto. Ella, la mujer que tanto tiempo había sufrido la pérdida de sus tres hijos, era la misma que los había matado.
Entonces, Macario escondido horas después tras la puerta, espiaba, veía como se estaba quitando sus extremidades inferiores y una vez que se aseguró que ya no había nadie en el jacal, rápidamente tomó las rodillas y corrió hacia la sierra de Kotontoctepetl y en un lugar muy alejado, allá las enterró y regresó para terminar su venganza, de tal manera que cuando la bruja llegó de su terrible viaje, el jacal estaba ardiendo en llamas, todo estaba perdido. La bruja estaba desesperada, intentando apagar el fuego para poder recuperar sus extremidades, pero nunca lo logró y quedó convertida en animal sin rodillas hasta que se enfermó de tristeza y murió.
Se cuenta que su alma vaga en pena por los montes y pueblos cercanos. Hasta dicen que revive en los cuerpos de otros brujos o brujas, en el mes de marzo que es cuando iniciaba el año del calendario indígena, para seguir haciendo sus terribles males.
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